La antorcha olímpica de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 ha sido diseñada por el creativo Tokujin Yoshioka y está inspirada en la flor del cerezo japonés.

La llama Olímpica está normalmente asociada con un mensaje de paz y esperanza que gira alrededor de la nación anfitriona. Con el tiempo, esta tradición se ha convertido en uno de los símbolos más poderosos del Movimiento Olímpico. En Tokio 2020, la llama Olímpica no solo simboliza el amanecer de una nueva era que esparce la ilusión que ilumina el camino, sino que también tiene el sentido de propagar la alegría y la pasión de los japoneses alrededor de unos Juegos Olímpicos marcados por la crisis de la Covid-19.
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